Luego de tantas idas y vueltas, el Intendente Nicolás Ducoté partirá hacia Europa con un problema menos para la vuelta. Ayudado por el concejal y referente sindicalista, Gustavo el Canario González, logró encontrar un espacio para los diferentes sectores del gremialismo local. Pero a su regreso tendrá que decidir qué hacer con su Secretario de Desarrollo Político, Carlos Arena quien lleva un record negativo en negociaciones y cada intervención suya significa una derrota del oficialismo o complicaciones para el líder de Cambiemos. ¿Cuántas vidas le quedan al gatito Carlitos?
Todo iba viento en popa cuando en el día 100 de la gestión de Ducoté, el mismo recibió a referentes gremiales en el palacio municipal acompañados por Gustavo González. Hablaron de colocar a un representante sindical en la Delegación Regional del Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, la reapertura de la Dirección Gremial y la llegada de una sede del Ministerio de Trabajo de Nación. Pero, Arena decidió romper esa armonía involucrando a los gremios disidentes y todo se complicó.
Declaraciones cruzadas de un lado y del otro. Por consejo del ex concejal de Vicente López, Ducoté asumió un compromiso con Jorge Juárez de STIA para que sea nuevamente el líder en el área gremial dentro del municipio y se sacó una foto. A esas acciones, el Jefe Comunal las califica como errores. Todo copyright Carlos Arena.
Aunque el mar estuvo revuelto en los últimos meses, González no perdió la calma y obtuvo sus réditos. Finalmente, sus hombres de confianza van a obtener lugares importantes. El camionero Oscar Larramendi será designado como titular de Transporte en la Comuna y el químico Sergio González ocuparía un lugar en el Ministerio de Trabajo de la Provincia. Sumado a eso, también se habría logrado el arribo de una sede del Ministerio de Trabajo nacional y se ubicaría en una de las propiedades de UATRE en la calle Chacabuco.
Para aquellos que llegaron de la mano de Arena quedaría una dirección, sin el nombre “Gremial”, y la encabezaría Juárez. Pero para el funcionario, un nuevo reto de su jefe político y un margen de error cada vez más exiguo.




