Está y trabaja en Pilar, pero piensa en ser el Intendente de Moreno; está y trabaja en Cambiemos, la ultra derecha de la política nacional, pero pondera las acciones llevadas adelante por el comunismo en América Latina. Fabián Ferraro parece ser el verdadero dirigente revolucionario del gobierno local de Cambiemos. Lo demostró copiando y enviando un fragmento de Eduardo Galeano a su grupo de whatsapp del área, en el cual eleva a Fidel Castro como el líder que fue para su pueblo cubano. ¿Cómo lo mirarán sus colegas por su pensamiento? ¿Lo indagarán por este tipo de expresiones o directamente lo excluirán como sucedió con otros integrantes de la gestión de Nicolás Ducoté?
“Mis condolencias al gobierno cubano por el fallecimiento de Fidel Castro”, fue el escueto mensaje del Presidente Macri en Twitter por la desaparición física de uno de las personalidades mundiales más importantes del siglo XX. Aquí en Pilar, y de manera privada, para no recibir cuestionamientos, Ferraro eligió un párrafo del libro “Espejos” de Eduardo Galeano para describir el momento histórico que se estaba viviendo y lo compartió con su grupo de trabajo.
“Fidel
Sus enemigos dicen que fue rey sin corona y que confundía la unidad con la unanimidad. Y en eso sus enemigos tienen razón. Sus enemigos dicen que, si Napoleón hubiera tenido un diario como el “granmma”, ningún francés se habría enterado del desastre de Waterloo. Y en eso sus enemigos tienen razón. Sus enemigos dicen que ejerció el poder hablando mucho y escuchando poco, porque estaba más acostumbrado a los ecos que a las voces. Y en eso sus enemigos tienen razón. Pero sus enemigos no dicen que no fue por posar para la Historia que puso el pecho a las balas cuando vino la invasión, que enfrentó a los huracanes de igual a igual, de huracán a huracán, que sobrevivió a 637 atentados, que su contagiosa energía fue decisiva para convertir una colonia en patria, y que no fue por hechizo de Mandinga ni por milagro de Dios que esa nueva patria pudo sobrevivir a 10 presidentes de los estados unidos, que tenían puesta la servilleta para almorzarla con cuchillo y tenedor. Y sus enemigos no dicen que Cuba es un raro país que no compite en la copa mundial del felpudo. Y no dicen que esta revolución, crecida en el castigo, es lo que pudo ser y no lo que quiso ser. Ni dicen en gran medida el muro entre el deseo y la realidad fue haciéndose más alto y más ancho gracias al bloqueo imperial, que ahogó el desarrollo de una democracia a la cubana, obligó a la militarización de la sociedad y otorgó a la burocracia, que para cada solución tiene un problema, las coartadas que necesita para justificarse y perpetuarse. Y no dicen que, a pesar de todos los pesares, a pesar de las agresiones de afuera y de las arbitrariedades de adentro, esta isla sufrida pero porfiadamente alegre ha generado la sociedad latinoamericana menos injusta. Y sus enemigos no dicen que esa hazaña fue obra del sacrificio de su pueblo, pero también fue obra de la tozuda voluntad y el anticuado sentido del honor de este caballero que siempre se batió por los perdedores, como aquel famoso colega suyo de los campos de Castilla”.
Siendo parte de una gestión que hizo de la palabra Revolución su bastión de campaña, y no logró sus objetivos en el primero de sus cuatro años, Ferraro parece sapo de otro pozo con este pensamiento. Por ejemplo, uno de sus colegas, el ahora ex Director de Presupuesto Participativo, Eduardo Bisognin, en su cuenta de Twitter expresó: “Espero que con la muerte del asesino Fidel, le devuelvan la Vida y la Libertad al pueblo cubano”.
¿Podrá Ferraro sobrevivir con este pensamiento en un ambiente hostil a aquellos que no siguen las directivas de la “conducción”? ¿Fue temor a las represalias lo que lo obligó a expresarlo en un grupo privado de whatsapp?




