Sin la cabellera rubia y lejos de una buena oferta gastronómica, Nicolás Ducoté se dio el lujo de tener una #Mesaza al estilo Mirtha Legrand. Los principales actores del Frente Renovador acudieron a su invitación, liderados por el Senador Jorge D’Onofrio. Lo charlado ya quedó en el olvido, pero las circunstancias que unen a cada uno con el Jefe Comunal todavía están latentes. Por ejemplo, ese viernes y de manera simultánea, una patota relacionada con el legislador provincial estaba golpeando a un concejal oficialista en la sede administrativa. Sin dudas, Nico te deja entrar a su casa y se brinda por completo.
Ducoté sobre el final de su primer año gestión está tan extenuado por la infinidad de problemas, que ni siquiera salió a aclarar o denunciar la violencia de la que fue víctima uno de sus ediles.
Otro integrante de la mesa fue Osvaldo Pugliese, víctima de un golpe de estado digitado por el Jefe Comunal. La foto habla por sí sola, el ex Presidente del HCD no parecía estar contento de “compartir un vaso con agua” con su ex socio político. ¿Cuál habrá sido el intercambio de palabras entre ambos? ¿O el líder de Cambiemos sólo quería la foto?
Diferente es la situación de los ex zuccaristas, Inés Ricci y Alberto Zapata. Ambos participaron con alegría de esa reunión. Debido a que, la actual gestión mantuvo en sus puestos a trabajadores municipales relacionados con ellos. Nico está tan bueno con los derquinos, que hasta les sigue alquilando camiones que son de su propiedad. Ellos disfrutaron de la mañana en el palacio municipal.
Hubo uno al que lo miraron de reojo, como invitándolo a que se retire, pero se hizo el distraído y se quedó. Fue el ex intendente procesado de San Martín, Pablo Landolfi. Aquel que sobre el final de la década de los ’90 formó parte de un descalabro financiero en la comuna de ese distrito del conurbano bonaerense. Hoy es la mano derecha de D’Onofrio y se invitó solo a la mesa de Nico.
No es la “Chiqui” Legrand, pero es pequeño y tiene la misma ideología política. Ducoté se dio el gusto de mirar a todo el FR desde la cabecera de la mesa, sintiéndose, aunque sea una vez, el dueño de la casa.
